*:Alter - Focus:*
Pueden desaparecer los rostros, pero la esencia queda.
Tan pegada como el azúcar a una olla que se pasó de hervor;
tan incrustada que es necesario tallar, hasta dejar las marcas en la hojalata.
Tanta miel en el vapor y al final, tanta dureza en la frialdad.
Hay fuegos que no hay que encender.
Hay fríos que es mejor preservar.
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