*:Alter - Focus:*
¿A dónde va la esencia que se ha perdido? -se cuestiona- una y otra vez, mientras mira el techo blanquecino, poco uniforme, tal y como los recientes acontecimientos inesperados.
Las noches se le diluyen en segundos y los días le asfixian las ganas. Algo pasa en los planetas -se justifica- y busca las fuerzas de su madre. Las suyas, se quedaron en una red atorada, de entre tantas que ha pasado últimamente, y la marea se ha negado a devolverlas.
Escucha, observa y su cabeza da mil vueltas. Cuestiona, pero ha aprendido a callar, a esperar los momentos precisos para salir de la invidencia. No parece nada sencillo, sin embargo, se mantiene.
Últimamente prefiere dormir o leer, pues son los mundos que le sanan las heridas en el alma. La fantasía tiene un sabor distinto, porque últimamente los días traen hiel.
Continúa con su impavidez a flote, ¿o será que la impavidez es el soporte
que sin querer aún le hace creer?
Dice la biblia que le enseñaron a leer en su niñez, justo en el Apocalipsis -recuerda-, que los días venideros no son sencillos, que los retos inician, que la esperanza muere y surgen decadencias mortales para todos.
No parece importarle, incluso le atrae esa posibilidad del exterminio -aunque se pregunta- ¿cuándo llegará? Las horas son cada vez más largas, el dolor de su corazón es aún más intenso. Todo parece interminable y lo vital, perece cuando menos lo espera.
¿A dónde va la esencia que se ha perdido? -se cuestiona- una y otra vez, mientras mira el techo blanquecino, poco uniforme, tal y como los recientes acontecimientos inesperados.
Las noches se le diluyen en segundos y los días le asfixian las ganas. Algo pasa en los planetas -se justifica- y busca las fuerzas de su madre. Las suyas, se quedaron en una red atorada, de entre tantas que ha pasado últimamente, y la marea se ha negado a devolverlas.
Escucha, observa y su cabeza da mil vueltas. Cuestiona, pero ha aprendido a callar, a esperar los momentos precisos para salir de la invidencia. No parece nada sencillo, sin embargo, se mantiene.
Últimamente prefiere dormir o leer, pues son los mundos que le sanan las heridas en el alma. La fantasía tiene un sabor distinto, porque últimamente los días traen hiel.
Continúa con su impavidez a flote, ¿o será que la impavidez es el soporte
que sin querer aún le hace creer?
Dice la biblia que le enseñaron a leer en su niñez, justo en el Apocalipsis -recuerda-, que los días venideros no son sencillos, que los retos inician, que la esperanza muere y surgen decadencias mortales para todos.
No parece importarle, incluso le atrae esa posibilidad del exterminio -aunque se pregunta- ¿cuándo llegará? Las horas son cada vez más largas, el dolor de su corazón es aún más intenso. Todo parece interminable y lo vital, perece cuando menos lo espera.
¿Eso es la injusticia? ¿De qué se trata esta lamentable vida? -se recrimina-, mientras a la distancia, el sol deshidratante canta una canción de despedida, la misma que anhela tararear el día en que por fin, elimine su línea de los días.
Hoy sólo play dead...