Observa inerte detrás de un cristal, cada día con un atuendo distinto, con su brillosa piel plastificada. Se convierte en un foco detrás del reflejo de la realidad que anda apresurada, la que busca siempre acortarle el movimiento al segundero. Sin embargo, el diseño de la mariposa en su blusa, el color de los jeans que le ajustaron esa mañana, o la limpieza que dieron a sus prominentes labios, ha hecho que los otros pasen observando los accesorios que porta su inmovilidad helada. Ahí, persigue al niño que juega entre los adultos, la preocupación del hombre sentado quien ansioso degusta un Coiba, la espera de la mujer de los tacones de charol, mientras da vueltas por esa plaza llena de murmullos, risas y diálogos entrecortados. Quisiera correr a jugar, a disipar la angustia, pero a pesar de que su esencia artificial late por dentro, inmóvil le hicieron y ahí se quedará.
Mientras escucho a Don´t Fear de Nick Cave y Enya